La Mochila

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La mochila es sin lugar a dudas, un elemento vital dentro de la gama de artículos que deberá utilizar un scout tanto si es acampador, excursionista o escalador. Por supuesto, el modelo y capacidad de la misma, como así también los accesorios, están dados por el uso al que será sometida. Sin embargo, existen principios y características comunes a todo tipo de mochila que pretenda resultar eficiente. En primer lugar, tenemos que enterrar el mito con respecto a que hay mochilas de uso profesional y mochilas que no lo son. Existen únicamente las mochilas que sirven para lo que queremos y las que no, independientemente de que sean o no Profesionales quienes las utilicen.

Pensamos que un scout pietierno, en cualquiera de las prácticas descriptas (Acampador, Excursionista, Escalador), debería suplir su inexperiencia con el equipo de mejor calidad; dado que si se suma el desconocimiento + un mal equipamiento, el resultado será, seguramente, negativo.

Aspectos Básicos

La evolución que han tenido las mochilas en el mundo es impresionante, fundamentalmente, en los últimos diez años. Por distintos caminos, se ha tratado de encontrar el punto de equilibrio entre: Comodidad - Resistencia – Peso – Funcionalidad.

Uno de los aspectos que sí se debe tener en cuenta al diseñar, fabricar y/o comprar una mochila, es su postura y comodidad con respecto a la columna vertebral. La elección de una mochila, dependerá además, de cinco variables interdependientes:

Actividad: Experiencia a realizar. Duración de dicha experiencia. Lugar donde se desarrollará. Material: Carga que se transportará. Características particulares de quien la va a utilizar.

¿Cómo elegir el volumen de una mochila?

Analizando las variables mencionadas, podremos seleccionar adecuadamente el volumen de la mochila. El que te resulte más cómodo y seguro, será el diseño más adecuado. Para seleccionar la mejor mochila será preciso observar cuidadosamente los siguientes detalles de fabricación: Sistema Dinámico Múltiple de Regulación (Equilibrado y práctico), Diseño Ergonométrico de espalda, Sistema de suspensión de cargas.

¿Qué Mochila correspondería a cada experiencia:

En general se sugiere el siguiente patrón de referencia:

Experiencia de Mochila entre
Menos de 24 horas 18 y 25 litros
Fin de Semana 36 y 60 litros
Larga Duración 60 y 80 litros

Protegiendo el sistema lumbar

Fig. 1

Un incorrecto diseño, evitará, en el corto y mediano plazo, esas importantes molestias y/o lesiones a nivel de columna vertebral.

Ese problema, con el tiempo, traería, sin lugar a dudas, daños en el sistema lumbar, dependiendo de la gravedad de los mismos, de acuerdo al tiempo de uso y el peso transportado incorrectamente con la mochila.

Los únicos sistemas aconsejados son aquellos que presentan un diseño anatómico o ergonométrico, el cual:

  • Debe adaptarse perfectamente al contorno de la columna; y,
  • Debe permitir ser modificado a voluntad de acuerdo con las características físicas de cada uno.

Normalmente este resultado se obtiene usando una estructura interna; compuesta por flejes o ballestas especialmente diseñadas; las cuales permiten adaptar a voluntad la curvatura sobre la columna, logrando un sistema de postura acorde con el biotipo del usuario. (Fig. 1)

Distribución de la carga

Otro de los puntos fundamentales es la localización o distribución del peso transportado en la mochila con respecto a los puntos de carga en nuestro cuerpo.

Normalmente, el peso que debería transportar cómodamente una persona, no tendría que superar el 25% o 30% de su propio peso. Para que una mochila cumpla con este requisito, deberá estar diseñada y construida para que distribuya el peso total transportado entre los hombros y la cadera (en una proporción de: 35% del peso sobre los hombros y 65% del peso sobre la cadera.

Esto permitirá, al margen de una cómoda postura, poder caminar prácticamente erguido, condición básica para pretender transportar cargas importantes.

Sistemas de regulación

Fig. 2

La posibilidad de regular la distancia entre las hombreras y la riñonera o cinturón de cadera, es fundamental en una mochila ya que no todas las personas tienen las mismas características físicas con respecto a la distancia entre la cadera y sus hombros; inclusive cada persona, según la ropa que esté utilizando, modifica considerablemente dicha distancia.

No es lo mismo cargar una mochila en una playa que transportar cargas 6000 m de altura sobre el nivel del mar.

Obviamente, la ropa que se utiliza en algunos casos es mayor en calidad y cantidad, por lo tanto puede hacer variar indefectiblemente la distancia cadera - hombros.

Será necesario que dicha distancia, en el sistema de apoyos y regulación de la mochila, pueda ser modificada a voluntad.

Sistema de regulación de torso Ladder System

Este sistema fue diseñado, en 1967, por un importante montañista norteamericano Greg Lowe, para su naciente empresa Lowe Alpine Systems. Este sistema revolucionó, en su momento, todo lo conocido en regulación de mochilas. Y actualmente este sistema, inclusive con mejoras y adaptaciones diversas, es usado mundialmente, dada su simplicidad y resistencia. Consiste en un sistema combinado de arnés (Hombreras/Riñonera) y regulación del torso. El sistema permite variar la distancia de regulación del torso a voluntad; dentro de ciertos límites definidos perfectamente para cada modelo de mochila en particular. Lógicamente, no puede utilizar la misma mochila una persona que mida 1,70 m y otra que mida 2,00 m.

La Cinta Central

Fig. 3

En la Fig. 3 podrás observar como la cinta central de anclaje puede ser introducida y ajustada en distintas posiciones, permitiendo un ajuste óptimo de distancias "cadera-hombros". De esta forma se logra que quien use la mochila la pueda adaptar a su propio físico.

Este sistema se complementa con un arnés específico. Es fundamental aclarar que este sistema incorpora di-versos elementos que le confieren mayor comodidad: Las hombreras poseen un corte oblicuo permitiendo que las mismas se adapten al hombro y pecho.

El relleno de las hombreras está compuesto de dos capas de espumas de distintas densidades para conferir "blandura" al contacto con los hombros y, a la vez, cierta rigi-dez mecánica que soporte el durísimo esfuerzo.

Quienes hayan usado durante muchas horas una mochila, conocen en "carne propia" esta experiencia de "andar buscando soluciones mágicas" al sistema de regulación de la mochila. El mismo principio es usado para la riñonera o cinturón de cadera.

El Arnés

Se incorpora además un Arnés de Pecho cuyo objeto es evitar las bruscas oscilaciones que podría tener la mochila al transitar por terreno accidentado. Puede ajustarse en altura de anclaje, permitiendo una cómoda posición del pecho.

Uno de los extremos del mismo, incorpora un elástico firme que le permite al usuario la adecuada expansión de su tórax, sin causar excesivo bloqueo por compresión.

El sistema de regulación múltiple

Las Hebillas

Las hebillas son de extrema importancia en la construcción y uso de la mochila. Varios son los requisitos que deben reunir para satisfacer las duras condiciones a las que son sometidas. Las hebillas contienen las fuerzas del sistema general de regulación.

Su ubicación debe ser diseñada estratégica y científicamente. No pueden estar ubicadas donde mejor queden. Su diseño responde a condiciones físico - dinámicas del comportamiento de la mochila; y, ergonométricas en cuanto a la adaptabilidad a las personas que las utilizan.

Una mochila de alrededor de 70 litros de capacidad, utiliza del orden de las 20 a 25 hebillas.

Generalmente para el arnés de pecho, cierre de tapa, y toda otra regulación variable, se disponen hebillas de apertura rápida con un pase de 25 mm. (Ancho de la cinta que se utiliza).

Para la regulación de hombreras, cintas de comprensión laterales, y porta-equipo en general, se utilizan los pasadores simples de 25 mm.

Para el cinturón de cadera o riñonera, se utiliza una hebilla de apertura rápida pero con un pase de 40 o 50 mm según el ancho de la cinta a utilizar. Las hebillas que normalmente se utilizan son las FASTEX, en su versión más alta de calidad, son inyectadas con un material de excepcionales características como es el DELDRIN de Dupont y generalmente presentan un acabado perfecto.

Las hebillas de apertura rápida están diseñadas para soportar una carga real de 80 a 100 kg a la ruptura y deben conservar dichas propiedades hasta los -70° C. Sólo cuando transportas cargas medianas por un largo tiempo, se da cuenta uno de lo que significa contar con el buen funcionamiento del sistema de regulación (hebillas).

Las espumas

Las espumas son utilizadas para acolchar las hombreras, y en general todo el sistema lumbar. En el exterior suelen estar diseñadas específicamente para tal requisito.

En determinados puntos, se usan espumas de dos densidades distintas y en algunos casos, se suelen utilizar hasta tres densidades. El gran problema de las mochilas de media o mala calidad empieza aquí, en las espumas que aunque son cómodas al principio de colocarnos la mochila, se deforman considerablemente con el uso constante y ocasionan fuertes dolores y molestias.

Para evitar esto, se recurre a distintas densidades, utilizando una espuma de alto rebote pero suave comprensión al contacto directo con los hombros o el sistema lumbar. Para evitar la deformación por uso constante, se recurre a una segunda capa de espuma de mayor dureza y altísimas cualidades de rebote y absorción, logrando de tal forma un sistema de amortiguación extremadamente eficaz y cómodo.

Las cintas o correas

Los sistemas de regulación y sistemas auxiliares utilizan una buena cantidad de cintas o correas (Dependiendo de los modelos hasta 25 metros). Obviamente para el buen funcionamiento de las hebillas, aún en condiciones duras deben ser eficaces siempre.

Normalmente se usan cintas tejidas de nylon con un hilado que permite obtener una superficie deslizable con buena textura al tacto. Ello hace que sea fácil la maniobra de ajuste en cualquier condición.

Por lo general, las cintas tienen una textura suave y una considerable flexibilidad.

Ballestas de estructura

Las características fundamentales que deben reunir los flejes o ballestas que conforman la estructura de la mochila son: Elevada resistencia, buena flexión y poco peso.

Normalmente se han utilizado ballestas de aluminio. Es muy importante que los extremos de los mismos estén pulidos y mejor aún si poseen alguna protección plástica que los recubra para evitar que por erosión se desgarren los anclajes, ojales o bordes. Las mochilas menos económicas suelen traer ballestas de carbono que pesan aún menos y son más resistentes.

Costuras

La importancia de la costura en la fabricación de una mochila es uno de los puntos más delicados. En general las costuras del armado de la bolsa deben poseer un mínimo de tres costuras, con un perfecto ribeteado. El ribeteado debe realizarse con una cinta de nylon de trama muy cerrada y flexible, para no modificar el diseño general. Con este tipo de costuras se logra una notable resistencia y a la vez un importante bloque al agua en las costuras.

El hilo debe ser de nylon y su espesor título 40; las costuras deben de haberse hecho con un paso entre 8 a 10 puntadas por pulgada (2,54 cm), o sea con una puntada con 2 mm de máximo.

Los puntos de mayor tensión (anclajes de arnés, cintas laterales, etc.) deben tener costuras de atraque, que deben realizarse con una máquina especialmente diseñada para eso.

Algunas notas sobre las mochilas

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El aspecto externo de las mochilas no es baremo suficiente para saca conclusiones respecto a su calidad, todos los detalles: los materiales utilizados, los métodos de construcción, el cuidado puesto en su fabricación, el control de calidad, etc. también deben considerarse. Una mochila, debe distribuir eficazmente el peso a lo largo de los hombros, la espalda y caderas; es conveniente adquirir una mochila de una marca conocida ya que nos dará una cierta garantía de que esté ergonómicamente diseñada y que, por tanto, no dé problemas en este sentido.

La mochila debe ser fiable, si falla cerca de casa, no pasa nada, pero si se rompe en una salida larga o un campamento, puede ser un gran problema. Por otro lado, para sacar partido a la mochila durante años, debe estar bien diseñada, ser cómoda de llevar y estar fabricada con materiales de la mejor calidad, por lo cual conviene confiar en la experiencia y calidad de un buen fabricante.

Conviene desconfiar de marcas no muy reconocidas especialmente si se prevé hacer actividades de importancia. Debe pensarse bien el tamaño de la mochila necesaria: una mochila grande da mucho espacio para llevar cosas, pero es posible que esa abundancia de espacio nos tiente a cargar con muchas cosas innecesarias.

Lo ideal para cualquier scout sería tener al menos dos mochilas de distinto tamaño para poder utilizar una u otra en función del tipo de salida que se acometa en cada momento.

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El correcto llenado de la mochila es importante y va en función del tipo de terreno por el que nos vamos a mover, si es muy abrupto o difícil, o si es más llano o fácil. Para terreno fácil conviene llevar el centro de gravedad de la mochila arriba del todo y por lo tanto, la parte más pesada de la carga situada cerca de los hombros. Para terreno difícil, conviene llevar el centro de gravedad en el centro de la mochila, por lo tanto, la parte más pesada de la carga, situada cerca de la espalda. Esta distribución favorece la estabilidad.

En terreno difícil, descensos de montaña, etc. se debe ajustar las cintas de la mochila al máximo para favorecer que cuerpo y mochila actúen como una sola cosa. Veamos algunas orientaciones sobre las partes claves de una mochila.

Conjunto de espalda con más suspensión

Este es un elemento clave en el confort de llevar una mochila, un sistema de porteo concebido inteligentemente, debe satisfacer todas la exigencias de confort, facilidad de regulación, estabilidad y durabilidad. También debemos tener en cuenta las diferencias anatómicas individuales de cada scout a fin de redistribuir eficazmente el peso.

Es muy bueno que la espaldera tenga un sistema de aireación adecuado y que el tejido con que esté confeccionada no absorba ni retenga el sudor.

El cinturón lumbar, es una parte clave en una mochila de tamaño medio o grande. De su confort y diseño depende la facilidad de una mochila para mantenerse firme en la espalda impidiendo oscilaciones que desequilibrarían a su porteador.

Conviene que el cinturón sea blando en la parte interna para más comodidad, y algo más rígido en la parte exterior para una mayor resistencia a la torsión. Es importante, también, que el material del que esté fabricado tenga una buena resistencia a la abrasión.

Mochilas para mujeres

Existen bastantes modelos de mochila que su fabricación tienen en cuenta la especificidades de la anatomía femenina: espalda más corta, cadera más ancha y pecho más expuesto, lo cual hace necesaria una repartición diferente de las cargas a nivel de espalda y una concepción diferente del cinturón abdominal así como del sistema de suspensión para evitar que oprima el pecho.

De todos modos, el que una mochila no tenga un diseño específico para la anatomía femenina, no implica, en modo alguno, que no pueda ser utilizada satisfactoriamente por una mujer.

Costuras

El sistema de costuras que cohesiona las distintas partes de una mochila, es de la mayor importancia. Las costuras deben ser duraderas y, las que deban soportar un gran esfuerzo, dobles o triples, o incluir algún sistema de refuerzo eficaz. El hilo debe ser de alta resistencia e indestructible. Lo ideal poliamida 100% de alta calidad.

Sistema de porteo tipo “porters”

No hay otro sistema de porteo que permita llevar cargas pesadas sin forma definida a la espalda de manera práctica y rápida. Al menos para nosotros los occidentales. Estos armazones, de peso muy reducido, permiten soportar pesos de hasta 100 kgs. No hay límites a los usos del porter. Marchas, trekking, transporte fácil de equipo técnico, equipo de rescate, motores y en general cualquier material muy pesado que deba moverse por la montaña. Existen porters, desde los muy sencillos, hasta los verdaderamente anatómicos y de elevadas prestaciones.

¿Como hacer la mochila?

La mochila es fundamental en la práctica del montañismo, para llevar elementos indispensables, que nos van a permitir disfrutar mejor de la naturaleza. La apacible montaña puede volverse agresiva en poco tiempo y debemos prever la ropa de abrigo, especialmente para protegernos de la lluvia, la nieve y del viento.

La pérdida de calor por el movimiento de las capas de aire caliente que rodean nuestro cuerpo al llevárselas el viento es impresionante. Por ello es fundamental crear una barrera para no enfriarnos. A la inversa, cuando tenemos calor, la ropa debe ir en la mochila, ya que si no lo hacemos sudaremos y perderemos un bien preciado en la montaña como es el agua. Así pues , es mejor abrigarse con varias capas de ropa que con una muy gruesa, ya que así podremos establecer la barrera necesaria frente al frió el viento, compensando el calor que producimos por la contracción muscular y el medio ambiente que encontramos, llevando puesta la ropa estrictamente necesaria para no sudar ni pasar frió.

El agua es sinónimo de vida. La deshidratación conduce primero a una disminución del rendimiento en la actividad física y si es excesiva puede poner en peligro la supervivencia. Podemos vivir bastante tiempo sin comer, pero muy pocos días sin beber. La cantimplora no puede faltar en la mochila.

La comida en el monte sabe doblemente buena, mientras descansamos nos comeremos el bocadillo o las barritas energéticas para poder continuar el recorrido. La actividad montañera es siempre un deporte de larga duración y pone en juego nuestras cualidades de fondo.

Por ello es necesario ingerir alimentos para rellenar los depósitos de energía del glucógeno muscular y hepático y no caer en lo que todos conocemos como “pájara” o “hipoglucemia”- poco azúcar en la sangre-, que puede hacer peligrar la excursión.

Otras cosas quizás no son indispensables, pero son personales y a veces necesarias, como gafas de sol, lápiz labial, crema de filtro solar, botiquín, teléfono móvil, brújula, mapas, GPS, máquina de fotos, material de escalada y un sinfín de objetos personales.

¿Cuántos kilos debe pesar?

La respuesta sería el mínimo indispensable. Para largos recorridos se apunta como valor un 10% del peso corporal. Si nos fijamos en los porteadores de expediciones en Nepal o Pakistán, vemos que está regulado hasta 25 Kg. En medio un gran abanico de posibilidades, lo ideal es llevar sólo lo que vamos a utilizar.

¿Deben llevar mochila los niños y hasta cuántos kilos?

Para los niños de 7 a 8 años, la mochila no debe sobrepasar los 2 kilos. A partir de esta edad, se pueden llevar hasta 4 o 5 kilos. El contenido debe ser ropa de abrigo o recambio, comida y cantimplora. En cualquier caso, nunca se debe sobrecargar a los niños, ni dar por supuesto sus aptitudes físicas.

Recuerdo anatómico y transmisión de la carga

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Repasando la anatomía humana comprenderemos la importancia del buen diseño de una mochila, ya que al colocar una carga sobre los hombros, su peso llega a la región dorsal de la columna vertebral, se transmite a la zona lumbar y se distribuye de la cadera a ambas piernas.

Si el peso fuera de 20 kilos, con una mala mochila o mal utilizada soportaremos 10 kilos en cada hombro, 20 en la columna vertebral lumbar y 10 en cada pie a través de las caderas.

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La columna vertebral vista de frente es recta. Si la vemos de perfil tiene tres curvas impor-tantes: la lordosis lumbar, la cifosis dorsal y la lordosis cervical.

Curvas formadas en la evolución de simio a hombre, gracias a las cuales podemos tener el privilegio de la bipedestación. Los inconvenientes son las lumbalgias y cervilálgias, cuyo origen está en las vértebras de paso de zona cervical a dorsal y especialmente de zona lumbar a sacra, lo que denominamos charnelas cérvico-dorsal y lumbo-sacra.

El peso de la mochila tiene una especial importancia en la transmisión de fuerzas a través de la charnela lumbo-sacra. Zona de asiento de muy frecuentes problemas, que en buena medida evitaremos con el uso apropiado de un buen material.

¿Qué diseño debe tener la mochila?

¿Qué ocurre si tomamos los 20 kilos de antes y los llevamos en una mochila bien diseñada y colocada? Cambia la distribución del peso, de tal forma que ya no serían 10 kilos en cada hombro, sino tan solo 6 que sumados a ambos lados, resultan 12 kilos en la región lumbar. El resto son transferidos directamente a la cadera a través del amplio cinturón, evitando que 8 Kg. pasen por la columna vertebral.

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Como puede apreciarse, frente a la distribución de peso de las mochilas antiguas, con un 50% para cada hombro, las nuevas nos permiten reducir aproximadamente aun 30% esa cifra, enviando el 40% restante a las caderas.

Para que eso sea cierto, es preciso colocarla correctamente. En primer lugar, debemos dejar algo flojas las correas. A continuación, cargaremos la mochila a la espalda y, sitiando la banda de la cintura en torno a la parte superior de los huesos de la cadera, tensamos el cinturón. Después, deberemos tensar los tirantes sin excesiva fuerza, dejando que buena parte el peso sea soportado por la cintura.

Por último, según el modelo, deberemos ajustar las correas superiores, que aproximan la carga a nuestra espalda y otros sistemas que mejoren la seguridad y el confort.